
Por lo que he observado en las nuevas generaciones de jóvenes profesionales con las que he trabajado, está claro que valoran muchísimo su vida personal. Tanto si tienen hijos, para poder disfrutar más de esa etapa familiar; como si no los tienen y simplemente quieren tiempo para su ocio o para sus aficiones. Por eso les atraen aquellas organizaciones que ya están aplicando nuevas formas de trabajo donde no se premia el presencialismo, sino la productividad. Empresas flexibles, que favorecen la conciliación, para que las personas se desarrollen no solo en lo profesional, sino también en lo personal.